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Conecting the dots
"Nunca se sabe"
Hay veces en la vida que no sabemos qué camino tomar. Las dudas suelen oscilar entre aquello que la razón nos indica como adecuado y lo que dicta nuestro corazón.
La decisión debe ser un acto individual y responsable, pero siempre que habiendo analizado todos los factores que influyen nos decantamos por aquello que nos enamora y apasiona será muy difícil que nos equivoquemos a largo plazo.
¿Tiene futuro el empleo?
Aitor Sanz Goiti
Últimamente están proliferando noticias y mensajes que alertan sobre las consecuencias que la digitalización, robotización, internet y demás evoluciones tecnológicas conllevarán en la desaparición de organizaciones y por ende de puestos de trabajo.
Si nos remontamos a momentos históricos pretéritos hay algo que parece repetirse. En su momento, la revolución industrial tuvo consecuencias en diferentes planos: demográfico, estructura social, sustitución de fuerza muscular de humanos y animales por máquinas, mejora de procesos, disminución de costes, aumento de la eficacia y la eficiencia, etc.
No obstante, hay algo novedoso en el momento actual. Los cambios se producen de forma cada vez más rápida y la capacidad de adaptación de las empresas, instituciones, legislaciones o incluso los propios seres humanos se ponen a prueba y necesitan de una marcha más para avanzar en consonancia.
Parece evidente que en un futuro no tan lejano será muy difícil generar puestos de trabajo suficientes para todas las personas en edad productiva. Las posiciones laborales que generen un mayor valor añadido podrán disfrutar del trabajo, lo que parece se convertirá en un lujo en sí mismo. Para ello será necesario contar con una formación sólida y adaptada a los cambios tecnológicos pero también las competencias personales y profesionales deberán desarrollarse en entornos cambiantes y quizá más impersonales.
Igualmente, también las empresas deberán evolucionar y adaptarse a los nuevos modelos de negocio si pretenden continuar existiendo. Probablemente, el tamaño medio de las empresas será menor para poder maniobrar con rapidez en un entorno tan cambiante, si bien se necesitará de una mayor colaboración entre semejantes para aglutinar conocimiento y capacidad.
Por otro lado, las estructuras sociales y formas de vida muestran ya los síntomas de los nuevos tiempos. El mundo es cada vez más pequeño y conectado, tan sólo una aldea global, con grandes movimientos migratorios, aumento de personas pasivas en relación a las activas, mezcla de culturas, religiones, costumbres y valores sociales.
Desde un punto de vista cuasi filosófico, algunos como Douglas Rushkoff dicen que la ausencia de empleo para todos no es un problema, dado que existe la suficiente riqueza en el mundo para proveer a todos sus habitantes de sus necesidades básicas. Parece que la dificultad estriba en cómo organizar una sociedad que actualmente gira alrededor del empleo y distribuir los bienes entre sus integrantes.
Otros autores, como Jaron Lanier, parten de la base de disponer de una serie de derechos humanos básicos como la comida o el abrigo. A partir de ahí, el trabajo o valor que podamos aportar sería una actividad creativa más que un empleo, remunerándonos escribiendo libros, educándonos, inspirándonos.
¿Futuro lejano? Nadie lo sabe con certeza. Lo que sí parece evidente es que el mundo tal y como lo conocíamos hace relativamente poco está cambiando de forma vertiginosa.